
El dolor es uno de los episodios de nuestra vida qué más quebraderos de cabeza nos ha traído a la humanidad. Buscando soluciones para paliarlo, aliviarlo, exterminarlo y sin embargo, permanece. A veces más ligero, a veces más intenso. Otras veces llevadero y otras, te deja tirado en la cama. El caso es que el dolor es una realidad y, tal como y como se vive actualmente y cómo vivimos la sanidad, un mal endémico que nos limita la vida.
Vivir sin dolor
Se vive muy bien sin dolor y sin embargo, cuando aparece, es con un objetivo. ¿en qué pregunta caes más frecuentemente: en el por qué o en el para qué?
La verdad que suena raro preguntar un PARA QUÉ delante de un dolor. ¡Cómo si el dolor fuera para algo! Efectivamente. El dolor es para algo. En este caso para avisarte de que algo no va bien en ti. Imagínate que nunca tuvieras dolor (artificialmente, vamos hacia ello) y que cuando cojas una sartén con aceite hirviendo, no notaras el dolor de que te estás quemando. O una persona con mucho estrés que no siente el dolor en el pecho de la ansiedad ni tampoco notara el dolor de un infarto de corazón. Parece ser que de esta manera, nos vamos a extinguir rápido.
El dolor es la manera que tiene el cuerpo de comunicarse contigo. Si no aparece el dolor o las molestias, no cambiarías algo que te está haciendo daño y no te das cuenta.
La comunicación con tu cuerpo
Cuando te preguntas un POR QUÉ te posicionas en buscar la respuesta fuera. Es decir, preguntas ese por qué para que te llegue una solución de fuera. Y fíjate, considero difícil que te llegue la respuesta correcta para ti desde fuera si el dolor habla de ti, de algo que no va bien en ti.
Cuando te preguntas un PARA QUÉ la cosa cambia. Asumes que te está avisando de algo y nadie mejor que tú para saber el qué. Ya que eres tú el que pasas la mayor parte de tú vida contigo. ¡Qué cosas!
La combinación de ambas es maravilla y sin embargo, el peso, cuando realmente te orientas hacia la sanación, está en ti mism@. Cada persona es la máxima responsable de su cuerpo y lo que le pasa.Y a su vez, la que tiene la oportunidad de poner remedio. Mediante está pregunta reformulada, aparecen las respuestas. Mejor dicho, tus respuestas.
En este nuevo paradigma de comunicación con el dolor te propongo darte cuenta de cuando te preguntas los «por qués» y probar a cambiarlo por «para qués”.
Una lectura recomendada escrita por Arturo Goicoechea, neurólogo que ha ido más allá en la investigación sobre el origen del dolor y nos habla de ocnceptos como «el dolor se explica». En este libro «SAPIENS, ma non troppo: síntomas sin explicación médica» nos descubre de una manera magistral el origen biológico del dolor. Aquí te dejo el enlace por si te apetece tenerlo.